Por Humberto Frontado
Vana percepción del ocio
te cubre como plumaje de ceniza.
Diversión profana que determina tu arte.
Eres simbolismo imprudente
que resiste la legalidad.
Eres vivo estoicismo del juego ancestral.
Más rancio que las guerras
guardas la picardía y sapiencia
de tus audaces promotores.
Controversias a todo grado:
tradición cultural adversa,
acto de crueldad animal.
Contrastas con la humana UFC,
banalizan la crueldad de tu valentía.
Eres vistosidad sin máscaras.
Danza violenta de picos,
alas desgarradas,
sangre en la arena.
Con blandas regulaciones
todavía subsistes en rincones,
donde la ley desvía la mirada.
Te arqueas en espuelas manidas
de vicio y ludopatía.
Preparar gallos es arte
heredado de arcaicos asiáticos.
El cruce de razas los hará indomables.
Una rígida dieta formará campeones.
Criados para la agresividad,
seleccionados por coraje en combate;
son símbolos de resistencia y bravura.
¡Pica mi gallo!
Cada refrán encierra
fuerza única que retumba
en los galleros de férrea mirada.
Cubierto con tu colorida capa
entras sigiloso al ruedo,
actúas informal y clandestino.
Gloria efímera para el vencedor,
silencio para el caído;
voraz vigencia...
\"Canta el gallo, pierde la espuela\".
08-06-25