¿Cómo pude dudar?
¿Cómo he podido vivir
sin vida todos estos años?
Por evitarle daños,
tuve daños,
y huyendo de las penas,
penas me han venido.
¡Cuánto tiempo,
cuánto placer!
Perdido en la virtud,
la muerte,
en los ritos tan extraños,
como inflexiones,
místicos engaños,
y humillaciones.
Ahora,
nada me es ajeno,
todo rompe en mí,
me invade
y permanece creciendo
excavando más hondo.