Durante mucho tiempo pensé
que las personas no cambiaban,
no buscaban mejorar,
sino que cubrían las heridas
con un velo que al tiempo se borra,
dejando todo al descubierto nuevamente.
Pero tú,
me enseñaste el querer mejorar
por alguien a quien verdaderamente quieres.
Me demostraste que me quieres,
que te esfuerzas por hacerme feliz,
por verme sonreír.
Que vale la pena,
que valemos la pena.
Yo que creía que el silencio era un castigo,
en realidad fue un abrir de ojos,
un darnos cuenta de lo que realmente
significamos el uno para el otro.
Gracias por enseñarme
que vale la pena perdonar,
que el amor se construye, no se oculta