Pasó la noche,
de fiebre y de sudores.
con pesadillas.
Estás aquí
y sigue tibio el lecho
donde has dormido.
Te busco inquieto.
No estás entre las sábanas
y no te veo.
Pero te siento
y estás en los latidos
y hasta en mi sangre.
¡Qué incongruencia,
vivir tan larga noche
cerca de ti!
¿Sería un sueño?,
me digo y me pregunto.
Y no lo sé.
...Estoy sudando,
mis labios te precisan
y tienen sed.
Quiero tus labios,
beber el dulce néctar
que sé que guardas.
Y tu sonrisa
llevarla a mi costado
y allí guardarla.
Quiero vivir
el sueño, en el presente,
y amarte así.
Rafael Sánchez Ortega ©
04/06/25