El sueño de un derroche de verano.
Mis ojos que te lanzan su metralla,
los tuyos que no arrojan la toalla
y el mar de garrafón en una mano.
La luna dando a luz casualidades,
frenazo en ese cruce de miradas,
zapatos que se pisan en los bares,
la ley de las distancias acortadas.
-Mi casa queda atrás de esta manzana.
Me queda una botella con dos copas
y un vino que no espera hasta mañana.
-¿Qué tal si la mordemos con las notas
que dé la cremallera entre dos bocas
desafinando juntas en la cama?
Morir por sobredosis de saliva.
El selfie con tu pelo y con Eolo.
Me guardo tu faceta más lasciva...
Y el sol dando la nota de aquel solo.