Entre cánticos al alba
y noches de mil silencios
aprovecho, y en el viento
lanzo cantares y versos
que llenan las madrugadas.
Escribo cual tatuajes
las palabras que se marcan
en el alma, en la carne
como cánticos que nacen
cuando la vida se acaba.
Y entre versos y cantares
o renglones que no hablan
comienzan, de nuevo las frases
dando vida a las palabras
que antes, inertes estaban.
Clama el poeta su voz
con su vida y con su sangre
y entre cánticos nace
su esperanza, su ilusión
lanzando sus versos al aire.
Y se nombra trovador
y deshonra a los que hacen
sus versos, o su estandarte
proclamándose a su Dios
poetas, a pie de calle.
Clama el poeta momentos
que se quiso, soñador
y entre cánticos al viento
vuelve a lanzar sus versos,
escribiéndole al amor.
Y brotan por todo el cuerpo
los poemas cual raíces,
y al compás que se le pide
lanza de nuevo sus versos,
y sus cánticos felices.
Grita el poeta entre cientos
y sus rimas, entre miles
suenan cánticos y versos
en libretas y cuadernos,
dando esa magia imposible.
¿Quién como Dios ha nacido
quién, nace como poeta?
el que escribe en pergamino
el que tiene, la libreta
o quizás, el que lo sienta.
Son los cánticos que oímos
las historias, las leyendas
los cuentos que desde chicos
nos contaban, las abuelas
para quedarnos dormidos.
Y detrás de muchas lenguas
o del tiempo transcurrido,
siguen cantos emitidos
por la mano del poeta
a través, de sus escritos.
Sigue la historia nombrando
a poetas fallecidos
que entre cánticos, han sido
poco menos que leyendas
es a ellos... a quien sigo.
Con mis cánticos perdidos
mis palabras... mis poemas.