Escribo una nota de despedida que no lleva punto final, ¿Indecisión?, quizá, pero no he aprendido a alejarme de aquello que he podido amar, el silencio acaricia mi alma y regresó a vagar sobre la cama, he de renegar la decisión tomada, aún con eso sé que el castigo me será impuesto, al no volver a sentirte, ni deleitarme con tus besos.
No sabré que hacer si mis días ya no llevan tu nombre impreso, se me han acortado los días, las tardes, al saber que se me acaba el tiempo para verte, ¿El destino nos quiere separar en advertencia de algo?, cómo saberlo, una pregunta más que sería escrita y lanzada en un globo de cantoya, para llegar a las estrellas y consumirse ahí, guardada en la incertidumbre y el dolor perpetuo.