DONDE EL ALMA SE QUEDA
Bajo la sombra tranquila del roble,
descansa el recuerdo de alguien querido.
En la tierra, su cuerpo reposa,
abrazado por un sueño profundo y callado.
En la casa, queda su retrato,
sonrisas del tiempo, memoria que no se olvida.
No hay eternidad en lo que fue,
solo el viento que murmura: “aquí está él.”
Las montañas los apus, testigos fieles,
donde el alma busca su camino.
En sus picos, el sol se despide,
y el alma, en calma, por fin se queda.
Así, en la tierra o en nuestro hogar,
nuestro ser encuentra su lugar.
Que el descanso no sea solo silencio,
sino un abrazo de amor, profundo y humano.
TTM
© Corazón Bardo