Desde el norte árido hasta el sur austral, en tierras que cruzan el alma y el sal, camino firme, aunque el viento sea frío, en Chile vasto, persiste el desafío.
De la PGU que abre una ventana, al subsidio que alivia la mañana, en Santiago, Valparaíso y Algarrobo, se teje la historia, el dolor y el modo.
Patricia fue un paso en este sendero, entre cercanía y un muro sincero.
La avestruz se esconde, su silencio es vacío, mas mi verso resuena, en el alma un río.
Con setecientas ochenta miradas que abrazan, en Chile camino, mi fe nunca se desplaza.
Y cuando el hambre golpeó la puerta, la municipalidad apoyó con dignidad y diligencia.
Pero el pueblo chileno guarda en su suelo la fuerza y el fuego que rompe el duelo.
Entre montañas, ríos y el mar, aprendo a resistir, a no claudicar.
Este es mi viaje, mi historia de vida, un canto valiente, a la herida rendida.
Con fe en la tierra que me vio crecer, sigo adelante, dispuesto a vencer.