Exiliada del cielo de los confines
recorres los umbrales del silencio
y hallas en cada herida un nuevo lienzo
donde pintar tus símbolos sublimes.
Tus versos son plegarias sin racimos
desnudas del aplauso y del incienso
y en tu mirar sin patria ni consenso
habitan los destierros y abismos.
No musa de academia ni doctrina
tú inspiras al que llora entre quebranto
al que en su sombra su verdad adivina.
Tu don es el dolor que brota en canto
la luz que en la miseria se germina
y el arte que se escribe desde el llanto.