Las palabras se retuercen
como sierpes venenosas
mientras me muestran sus fauces
amenazantes, furiosas,
escupen en mis cuartillas
esparciendo su ponzoña
buscando una nueva presa
a quien sumir en la angustia
a quien reabrir las heridas
que ya creía cerradas.
Me miran desafiantes
mientras su bífida lengua
silva buscando una presa
a quien contagiar su rabia
blandiendo sus cascabeles
como fieras cimitarras
y mostrando sus colmillos
como arpías tenebrosas
mas no les seguiré el juego,
machacaré sus cabezas,
saldré a pasear cantando
y tomaré unas cervezas,
mañana será otro día
otro paisaje, otra era
hoy las musas enceladas
me han declarado la guerra
pero la tienen perdida,
la poesía es mi tierra.