Madre, madre, tú me llenas
como el agua al cantarito,
y me quitas las cadenas
con un beso pequeñito.
Cuando el día se desvela
y no quiere dar pasitos,
tú le enseñas la novela
que se escribe con deditos.
Tú me riegas, tú me abres
como planta o librito,
y aunque cambien mis mares,
siempre serás mi barquito!