Poco a poco el picar de las gotas sobre la pizarra me ha ido despertando
y sin quererlo un halo de melancolía me ha retornado a recuerdos opacos de días de luz y cuerpos tersos.
No cesa el repicar de las gotas y sus incansables carreras sobre el cristal de la ventana se me asemeja a gente que no va a ningún lugar, solo corren...
Tan solo el maullido insistente de un gato me devuelve a la realidad mientras el repicar no cesa.