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MEDIANOCHE EN CUSCO-463✍️

MEDIANOCHE EN CUSCO

 

A medianoche, Cusco respira lento,

las piedras duermen, pero no del todo.

Hay un susurro tibio en el pavimento,

como si el tiempo hablara solo.

 

Las luces tenues dibujan los balcones,

y el eco de pasos solitarios

rompe el silencio con suaves canciones

de viajeros tardíos o sueños diarios.

 

Un perro sin dueño recorre la acera,

como si cuidara la historia entera.

Se detiene, mira, olfatea el viento,

como si escuchara lo que trae el tiempo.

 

Las paredes guardan voces antiguas,

leyendas tejidas entre sombra y alma.

Un borracho canta, la luna lo abriga,

y su voz se pierde en la noche en calma.

 

Un café aún abierto lanza su aroma,

dos amigos ríen bajito en la esquina.

No hay prisa, no hay ruido, no hay paloma,

solo la ciudad, su mística, su espina.

 

A las doce, Cusco no duerme del todo:

sus calles murmuran lo que ya fue,

y en ese silencio cargado de todo,

uno encuentra paz… aunque no la busqué.

 

© Corazón Bardo