Abin

Al final

Al final

 

La luna es el centro,

de las cosas que ignoramos,

un día, a ella llegamos,

un día la olvidamos.

 

Fría y sincera,

me gritó con las costillas,

\"Vive\",

a las estrellas miré,

pero ya había muerto.

 

Respiré,

y los pulmones se inundaron,

de fragmentos de Sol,

y la brisa besó,

mi miedo.

 

En medio,

de esa montaña,

en la cima,

rasgué las nubes con mis dedos,

y toqué las alas de un ángel.

 

El muy impetuoso,

invisible a ojos mortales,

me susurró en las cienes:

¿ No me digas, 

que le temes,

a la muerte?

 

Ante mí,

el monte rugió,

los árboles crecieron sin parar,

aquello se convirtió en mar,

de dioses.

 

Un juzgado de mortales,

animales y flores,

de colores silvestres,

gruñían con pétalos,

y colmillos.

 

Y no sentía miedo,

aquello, ya lo había vivido,

en los parques, ciudades,

en los ojos de los niños.

 

Todos lanzaron,

un verso a la historia,

\"morir es para nosotros,

como para el virtuoso la gloria\".

 

¿ A qué le temes?

Si caminas entre veredas,

de mundos de colores,

si tu nombre se compone,

de fragmentos de esperanza.

 

¿A qué le temes?

Si todavía puedes bailar,

con los pies descalzos,

si aún puedes recitar,

un poema a tus amores.

 

¿A qué le temes?

Apóyate en mi hombro,

camina conmigo,

grita sin pulmones,

\"Que el final es de dioses,

y el principio de mortales\".