Iremos lejos de esta senda, con tu mano en mi palabra
dejaré en mi boca los recuerdos, los corazones y las miradas.
Entonces, la felicidad brotará insondable de tus labios
y llegaré al final de mi destino, escribiendo para mi amada.
[...]
Mi boca será una cascada lígrima de besos,
que bañarán enteramente tu cuerpo en libertad
y mis manos se convertirán en un fiel viento,
que harán volar las alas de tu memoria.
Mi oración será una primavera de momentos,
que harán que el alma germine de alegría;
nada más quedará si no el aire que exhalamos
y la sombra de nuestros tiempos, a la deriva.
Al irnos, el ocaso subirá nuestro corazón al horizonte,
y al caminar juntos, mis pies gozarán por las heridas.
Pero tal que sintamos y amemos, regaremos sangre
que hará surgir de nuestro paso, un camino de flores.