Tu piel encantadora
es blanca como la arena,
la suavidad de tus labios
te convierte en una reina.
El toque mágico
de tus ojos cristalinos,
hacen que tu cuerpo
sea un paraíso divino.
Tus lágrimas de tristeza o felicidad,
caen cómo gotas en una ligera brisa,
refrescando la vida de todos
y recordándoles que existe la paz.
Van y vienen a tu realidad
como gradientes olas de mar,
para hacer de ti
una persona de admirar.
Las nubes de las playas
son tan relumbrantes
como tu divina sonrisa.
Que al igual que el sol
tus ojos la iluminan,
para asemejarte a aquella
playa, a la que todos miran.
Tu cintura es curva,
como las perfectas olas,
combinada con lo limpio
y puro de tu alma.
Hacen que todos
en ti quisieran nadar,
aunque eres como el
profundo mar,
muy difícil de alcanzar.
El sonido de tú voz
es dulce como el canto
suave de bellas gaviotas,
me llenan de felicidad.
Son demasiadas relajantes,
dónde cualquier persona
por más destruido que este
sintiera una magnifica paz.
La espuma de
las orillas del mar,
son como tus abrazos,
húmedos pero cálidos.
Limpian mis penas
naturalmente estimulando
la regeneración viva
de mis sentimientos.
Logrando hacerme sentir vivo
como conchas del mar
cuando en la playa
vuelven felices a su hogar.
Tu eres mi dulce playa
completando mis satisfacciones,
verte a ti es tan lindo
como ver crepúsculos vespertinos.
Como admirar las noches
luminosas en los extensos muelles,
o despertar viendo y sonriendo
la hermosa alba en las madrugadas.
Por eso no puedo dejar
de ir a mi dulce playa
porque mi dulce playa eres tú.