Cuando te siento, me asustas.
Si me faltas, te anhelo.
No me adapto al cambio que en mí evocas.
Eres mi aspiración hasta alcanzar el cielo.
Como el faro buscado,
por un barco a ciegas.
No hay mapa que me guíe,
hasta quitar el velo.
La desdicha ensombrece,
como niebla ante luciérnagas.
Y la felicidad es mi faro,
como luz que desvanece mi velo