Seguro te han dicho miles de versos,
te habrán recitado poesía,
escrito canciones,
pronunciado tu nombre
como quien sopla el polen al viento.
Te habrán citado a Cortázar
cuando tus silencios se parecían al azar,
a Benedetti cuando tu ternura dolía,
a Neruda cuando tus formas confundían al mar.
Pero nadie te dijo esto:
Que tu presencia no se nombra, se revela.
Que el mundo gira un poco distinto
cuando vos decidís mirar.
Que el desorden que dejás en el aire
no se limpia, se agradece.
Que la belleza, cuando pasa por tu sombra,
pide permiso para no parecer torpe.
Nadie te dijo que sos
el significado ausente en los diccionarios,
la nota que le faltaba a la canción más honesta,
la versión de la realidad
que nadie se atrevía a escribir
hasta que vos viniste
y todo empezó a tener sentido,
pero con sutileza,
como quien acomoda el alma
sin tocarla.
Y si alguien te lo dijo,
te juro:
no fue así.
No con esta voz.
No con este temblor.