MALA DECISIÓN
La noche seduce con lenguas de fuego,
ofrece su cáliz de sombras y espinas;
promete al incauto riquezas sin ego,
sirena que canta en ruinas divinas.
Y tras la moneda que gira en el aire,
se esconde la daga, del alma el desaire.
El joven, cual astro que huye del cielo,
desciende a los pozos sin fondo ni estrella,
dejando en la acera su antiguo anhelo
por plomo y silencio en cárcel sin huella.
Al diablo se compra con pan y cuchillo,
y el fin lo devora con su propio brillo.
Los pasos que llevan al reino torcido
parecen de oro, más queman los pies;
el canto del crimen, dulce y podrido,
es cántico breve de un réquiem después.
No hay pacto en la sombra que no se revele
ni lágrima muda que al mal no se vele.
Quien busca el atajo en selva de espanto
termina perdido en su propia maleza.
No hay gloria en la sangre, ni en un falso encanto:
hay cárcel, ceniza y amarga tristeza.
El fruto que nace de mala decisión
es árbol torcido… y condenación.
JUSTO ALDÚ © Derechos reservados 2025.