EDGARDO

Mujer valiente

Dunia, mi amada, mi ángel de luz,

hoy tu valor en la prueba se cruza.

Sé que el temor, tal vez, te conduzca,

mas no estás sola, no hay cruz que te venza.

Mi corazón, hoy y siempre, te busca,

mi mente contigo, en cada matiz.

En este quirófano, donde la vida pulsa,

mi fe te acompaña, sin fin, sin desliz.

Las manos que operan, las guiará Dios,

su bálsamo santo en ti fluirá.

Mi oración constante, su dulce voz,

contigo en la sala, por siempre estará.

Tu dolor es mío, tu pena y quebranto,

mi sangre adherida, mi amor sin medida.

En cada suspiro, en cada llanto,

seré tu consuelo, tu fuerza, tu vida.

En la tristeza, en el dolor profundo,

en la felicidad que pronto verás.

Estaremos juntos, girando este mundo,

mi amor inquebrantable, ¡no dudes jamás!

Porque eres mi ángel, mi estrella y mi calma,

no importa la sombra, no importa el temor.

Aquí estoy, contigo, alma con alma,

¡Mi amor por ti, Dunia, es eterno fulgor!