Tus palabras me llegan al alma,
como brisa suave en la madrugada,
gracias por abrirme tu mundo,
por dejarme ver tu verdad callada.
No fue casual que nos encontráramos,
algo más grande movía el hilo,
el destino tejía silencioso
nuestros pasos al mismo camino.
Si sentiste que vine a rescatarte,
yo sentí que viniste a enseñarme,
que el amor no es prisa ni ruido,
sino entrega pura, sin desarme.
Me mostraste el amor con paciencia,
con profundidad, con claridad,
y aunque el camino sea incierto,
yo no dudo de esta verdad.
Confío en los tiempos del cielo,
en que si este amor es su plan,
nada en la tierra podrá frenarlo,
ni el miedo, ni el qué dirán.
Pase lo que pase, lo digo sin pena,
dejaste en mi vida una huella serena.
Y si el destino nos quiere juntar,
ahí estaré firme dispuesto a amar