Caminaba absorto y ensimismado
pateando en silencio su soledad
el malecón al borde del mar
era su ruta cotidiana.
Un día la vio caminando silenciosa
como si empujara su soledad
con su vestido de tul de color azul
parecía hablarle al silencio
Se cruzaron y ambos parecían sombras
dos almas que en soledad se buscaban
sus ojos hablaron sin palabras.
y sus corazones se amaron
El amor floreció sin palabras
sus corazones hablaban y se entendían
el tiempo los abrazaba la dicha sonreía
y el mundo era de los dos.
Se prometieron amor infinito
más allá de la vida, más allá de la muerte
unieron sus manos y sus corazones
para siempre enlazaron sus vidas.
Pero un día ella faltó, no apareció
él desesperadamente la esperó, la buscó
Preguntó y recorrió mil veces el camino
Pero nunca la encontró.
Un día se desvió de la acostumbrada ruta
vio una cruz de madera algo inclinada
sobre la ya mohosa y casi podrida madera
alguien con grotescas letras había escrito
“Por aquí entro al mar la dama de azul
para nunca más volver.
ella amó tanto y no fue amada
morirá de verdad cuando alguien la ame.”
El Sol brillaba tenue en lo alto
los albatros graznaban tristes
cada paso lo iba hundiendo más y más
iba en busca de su amor eterno.
Lima, 4 de junio del 2025
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