JAVIER SOLIS

ALGÚN DÍA, EN ALGÚN LUGAR

Caminaba absorto y ensimismado

pateando en silencio su soledad

el malecón al borde del mar

era su ruta cotidiana.

 

Un día la vio caminando silenciosa

como si empujara su soledad

con su vestido de tul de color azul

parecía hablarle al silencio

 

Se cruzaron y ambos parecían sombras

dos almas que en soledad se buscaban

sus ojos hablaron sin palabras.

y sus corazones se amaron

 

El amor floreció sin palabras

sus corazones hablaban y se entendían

el tiempo los abrazaba la dicha sonreía

y el mundo era de los dos.

 

Se prometieron amor infinito

más allá de la vida, más allá de la muerte

unieron sus manos y sus corazones

para siempre enlazaron sus vidas.

 

Pero un día ella faltó, no apareció

él desesperadamente la esperó, la buscó

Preguntó y recorrió mil veces el camino

Pero nunca la encontró.

 

Un día se desvió de la acostumbrada ruta

 vio una cruz de madera algo inclinada

sobre la ya mohosa y casi podrida madera

alguien con grotescas letras había escrito

 

“Por aquí entro al mar la dama de azul

para nunca más volver.

ella amó tanto y no fue amada

morirá de verdad cuando alguien la ame.”

 

El Sol brillaba tenue en lo alto

los albatros graznaban tristes

cada paso lo iba hundiendo más y más

iba en busca de su amor eterno.

 

Lima, 4 de junio del 2025

DERECHOS RESERVADOS DE AUTOR