A él le dan la pelota,
a ella, la cocinita.
Él sueña con ser piloto,
ella a cuidar la casita.
Él corre, grita, se impone,
ella debe ser callada.
A uno le llaman campeón,
a la otra, niña bien educada.
Él decide, explora, inventa,
ella aprende a complacer.
A él le dicen que intente,
a ella que aprenda a ceder.
Y mientras juegan los dos
bajo el mismo sol del día,
uno entrena para el mando,
la otra para rendir pleitesía.
Pero un día ella despierta
y descubre que su juego
no era libre, era cadena
camuflada en caramelo.