Es sorprendente la forma en la que soy débil ante ti.
Eres mi debilidad, mi mayor debilidad,
como un susurro que corta el aire,
como el eco de un canto distante en la niebla.
Tu risa tiñe mis días de luz,
una melodía que desarma mi ser.
Si quisieras, podrías abrirme el pecho,
y arrancarme el corazón, sin esfuerzo.
Ni una queja podría escapar de mis labios,
pues el dolor se vuelve dulzura en tu mirada.
Eres el fuego y la brisa en mi espíritu,
la tormenta que arrastra mis muros.
Así me encuentro, expuestx y vulnerable,
en el laberinto de tus ojos, me pierdo.
Con cada roce de tu voz,
mi resistencia se desvanece, como la niebla al sol.
Eres el imán que atrae mis sombras,
la razón de mis suspiros, la fuente de mis anhelos.
Si cada latido es un dolor,
lo abrazo, lo acepto, lo atesoro en silencio.
El sacrificio se vuelve sublime,
cuando el don de tu presencia me envuelve.
En cada mirada tuya,
un universo entero se despliega,
felicidad y tristeza entrelazadas,
un baile eterno de emociones desbordadas.
Eres el alba que despierta mis esperanzas,
el refugio donde descanso mis sueños.
Y aunque mis pies se hundan en dudas,
mis alas siguen intactas por tu fe.
No hay mayor fuerza que esta vulnerabilidad,
una entrega que desarma las sombras.
Tu existencia me redefine,
cada día renazco en el eco de tu risa.
Aunque el mundo se desplome a nuestro alrededor,
contigo me siento invencible,
pues en esta debilidad hay una fortaleza,
un amor sin medida que arrasa mi ser.
Y en cada verso que te dedico,
te regalo la esencia de mi alma.
Así, si alguna vez abres mi pecho,
te encontrarás con un corazón palpitante,
repleto de cada instante vivido,
cada esperanza y anhelo que por ti he guardado.
Es sorprendente la forma en la que soy débil ante ti,
eternamente cautivo de tu luz.
Mi gran amor,solo te pertenezco a ti.