¿Qué es esto? ¿Cómo se nombra lo que no entiende de razones ni de tiempo?
¿Es el tiempo un juez justo, o apenas un testigo mudo de lo que sentimos?
Son preguntas que intento descifrar… del mismo modo en que intento entenderte a ti.
Llegaste sin aviso, sin golpear la puerta,
y sin saber cómo, te abrí el alma.
Te adentraste en mis profundidades, en mi ser, en lo más sagrado de mí.
¿Dudas? Las tengo.
¿Incertidumbre? También.
Pero, contigo quiero vivir la plenitud de esta experiencia.
No limitarme.
No ponerle freno a lo que nace con fuerza.
No someter mi felicidad a moldes ajenos, a voces externas, a lo que “debería ser”.
¿Y si el tiempo es relativo?
¿Y si los estándares no aplican a nosotros?
¿Nos precipitamos? Tal vez.
Pero hay certezas que no requieren calendario.
Solo sé que llegaste para quedarte, para tatuarte en mi historia,
y yo, para abrazar tus vacíos, curar tus heridas… y sanar contigo.
Me enseñas tanto…
y yo solo deseo poder tocar tu alma con la misma ternura.
Esto va más allá de lo fugaz, de los cuerpos, de los límites del deseo.
Hay algo más.
Y podemos llamarlo como queramos… o simplemente, sentirlo.