Ella corta cebolla y llora.
No por eso. Presentía, ahora siente la tormenta de verano que atormenta sus profundas entrañas.
Las olas rompen más altas y el mar se desborda por la ventana de su alma. Cerradas definitivamente después del punto final.
Ahora invento palabras para tejer una vida no ajena.
No te despidas, salaré mis vinagretas y cantaré a tu eternidad.