La quise, la quise
desde los pies hasta el tobillo,
mujer.
Tanto la amé,
tanto fue la dicha de esperar sus besos,
que en el amor me perdí,
olvidándome de mí mismo.
Tanto amé,
tanto quise,
que olvidé a quién debía amar y cuidar
antes de buscar otros labios,
antes de perderme en otros
cuerpos.