_Otra carta no escrita_
No la escribí.
Ni esa mañana,
ni cuando el humo del arroz flotaba
como un adiós sin pronunciar.
Pensé en decirte que aún sueño contigo
cuando sopla el viento del este,
que conservo la horquilla de jade
que dejaste entre los crisantemos.
Pero las palabras pesan,
y el corazón se achica si las lleva.
La carta no se escribió.
Pero todos los días,
la brisa de junio,
parece abrir un sobre
que nunca envié.