Un mundo para amar
Yo quiero un mundo
donde el amor no pida permiso,
donde un roce de manos
no sea motivo de juicio,
donde el fuego no se oculte
detrás de cortinas de prejuicio,
y el anhelo no se maquille
como culpa o como vicio.
Quiero un mundo donde el sol
nos sorprenda rozándonos entre la hierba,
donde la piel susurre y tiemble
en caricias lentas y sinceras,
sin relojes que apuren los cuerpos
ni condenas que apaguen la entrega,
porque amar no es delito,
es una fiesta verdadera.
En las calles no se censura
el grito, la burla, el desprecio,
pero sí se castiga el cariño
si se muestra sin recelo.
Si dos almas se encuentran
y se aman con transparencia,
la sociedad gira el rostro
y se escuda en la decencia.
Yo quiero un mundo más limpio,
no de cuerpos ni de pasiones,
sino de miedos impuestos
y absurdas prohibiciones.
Un mundo que abrace el amor
en todas sus dimensiones,
y donde nadie se esconda
para seguir sus emociones.
Laura Meyer