Verte
y no saber
si eres persona
o eres arte,
confundir tus rasgos
con trazos,
tu espalda
con un lienzo,
tus ojos
con galaxias;
confundir hasta el punto
de temer tocarte
por miedo a estropearte,
a echar a perder tus pigmentos,
dañar tu imagen
e incluso
hacerte desaparecer.
Tan etéreo, abstracto,
efímero, fugaz
que dudo de tu origen,
tu causa de ser,
la raíz que te trajo
al mundo,
a este tan antiestético,
tan artificial,
tan anti-tú.