Oh dolor, te pido el olvido,
como quien implora al viento
que no arrastre más ceniza
hacia el corazón sediento.
Fuiste llama y fui la yesca,
fuiste filo, yo la flor.
Ahora solo soy la espera
de una tregua sin rencor.
Ya no quiero tus anillos
de silencio y de pavor
ni las noches sin testigos
ni el amor hecho rigor.
Oh dolor, te dejo en sombras.
Haz tu nido en otro albor.
Déjame este pecho en calma
déjame sin tu rumor.
Los días sin nombre pasan
no preguntan si aún respiro.
Van dejando la distancia
como el canto de un suspiro.
Yo contaba mariposas
cuando aún me sonreías.
Ahora cuento las promesas
que murieron en los días.
Una flor dejé en tu puerta
otra flor llevé en mi frente.
Pero el tiempo no se duerme
y el dolor siempre se siente.
¿Dónde está lo que decías?
¿Dónde el beso prometido?
Sólo queda esta balada
que te canta… el olvido.