Fuiste tormenta en mi calma,
viento feroz en mi voz,
rompiste el cielo en mi alma
con truenos disfrazados de amor.
Te esperé como espera la tierra
esa lluvia que no sabe sanar,
y aunque mojaste mi puerta,
nunca quisiste entrar.
Ahora el silencio es mi abrigo,
y el recuerdo… mi tempestad,
porque aún llueve contigo
aunque no vuelvas jamás.