Elizabeth Maldonado Manzanero

Oxigeno

Como si el norte fueran tus brazos,

como si la llamada interior fuera de tu voz

como si el silencio de tus palabras dictaran

mis actos y en llamas vivas ardiera la intuición

como si mi mente asumiera como biblia

una certeza sin saber que era certeza.

 

Y después de seguirte a ciegas

¿qué encontrarán mis ansias, allá lejos

donde la vista no alcanzó a medir presagios?

¿Se hartarán de andar mis pies cansados,

se pausará mi corazón con el quebranto?

Yo solo necesitaba respirar el oxígeno de tus labios.

 

Hoy solo cargo en el pecho un silencio

que traspasa mis fuerzas,

un cielo sin plegarias ni estrellas.

 

Busco en el viento tus huellas,

sigo tejiendo esperanzas

con los largos hilos de sombra y madrugada,

y continúa la sed haciendo de mí su presa.

 

Voy como fantasma,

alimentándome de los sueños

y de las migajas de piedad que me arrojan

tus frías y densas miradas.

 

¿Puede el corazón, con esto, seguir su paso?

como si el mundo empezara en tus ojos

y mi tiempo descansara en tu abrazo.