Llenó su copa, hasta el borde.
El día anterior,
se prometió controlarse.
No tomando de la botella.
Dosificar sus ansias,
de beber...
Luego le sucedía que
cuando acababa el día,
y su forma de apagar
esa sed, esa destemplanza
era beber una copa de vino.
Hubiera querido que
no se transformara en más.
Pero, el día anterior, sus
vecinos se quejaron por
los disturbios en su
casa, habían llamado a la
policía. Quiso que aquel
día, le sirviera de escarmiento.
Pero nuevamente, una vez más
sucumbió con las últimas botellas.
Lo que hizo antes, fue esconder
los aparatos de música,
para no molestar a los vecinos.
Quedó, arrollado a los pies
de la cama. Esta vez
más triste , otra vez
había sido débil.
Su dolor, lo apagaba la
bebida, dejándolo en
un estado casi inconsciente.
Su familia y amigos
lo habían apartado,
y la bebida era
su única compañía.
(rosi12)