Errabundo va por la vida
lleva a cuesta
una mochila emocional,
con el efímero hoy,
las cenizas del pasado
y el invisible mañana.
De la entramada psique
saca a relucir
los tristes recuerdos,
y por los yerros
entona el mea culpa.
Para darle paz a su alma,
deposita ese lastre
en el olvido intrínseco,
En su (yo) interior deja
“La reminiscencia
adornada con ribetes”,
y plácidamente yace
en los pliegues del tiempo.
Catalina.