Las flores sacuden la savia
que recorre cada espacio vacío
de entre los pliegues ocultos
amarrados en tu epidermis dulce
socavando las huellas febriles
del ocaso vibrando con tu necesidad
de expresar las criaturas del viento
en tu manto gélido y herido
donde emergen demonios y seres divinos
donde se sella el silencio
atesorando el cabalgar de ruidos
de entre la vibración de la tierra
y las aves de fuego que renacen
en el brillo de tu mirada cohibida
con el susurro de espejos
que sacuden el reflejo de las sombras
de antorchas y explosiones
escuetas con el palpitar dormido
de bestias emergiendo en tus pensamientos
donde se pierde la acústica de cabellos desordenados
en la lumbre que erosionan los sueños
de ese sentimiento pusilánime
a una dicción húmeda y anónima...