Paolo_BEst

De nuestra Ășltima tragedia.

Nunca sentí desmesurado sesgo en mi raciocinio,

solo cuando contemplé tal monumento para mis caprichos.

Mirada de inocencia perdida ante mi lujuria desmedida,

ocultando pensamientos que la pervertían.

 


Ver harapos transformados en seda fina

era su mente, depravando la mía.

Manos suaves, con largas uñas coloridas;

debí sospechar de sus artimañas escondidas.

 


Alma en pena, buscando un santuario.

Pensé que mi fortuna era su anhelo más sagrado,

mas no: mi mente... La de un desahuciado.

 


Vagando por plazas de nuestros pensamientos,

nos dirigimos, perdidos, hacia el ocaso de nuestros arrepentimientos,

donde nos espera una morada

que pronto será testigo de una guerra de pasión desenfrenada.

 


Abrimos las puertas de nuestra nueva jaula.

Dios, mis ojos se inundan de cataratas por esa belleza escarlata.

No habrá paz en esta guerra...

Hasta que Dios huya de nuestra nueva trinchera timorata. 

 


Quiero ser santo para su alma,

pero sus pupilas muestran al demonio que me ata.

Su cuerpo siente mi bestia desatada,

liberando sus artimañas guardadas.

 


Mis manos caen sobre su cintura reformada

por fajas que no necesitaba.

Sus abrazos me calman, como la sed después de solo beber agua salada,

olvidando efímeramente su deseo de poseerme bajo su sábana.

 


Sorpresa la mía al percibirla tan entregada,

robando palabras de mi mente endiablada,

deseando controlar mi corrompida alma.

Canalizó mi energía primitiva enclaustrada,

guiándome al espejo en el cual se reflejaba.

 


Quité hojas que formaban sombras lúgubres en mi monumento,

hasta que mostrasen cicatrices de su cuerpo.

Besé las inseguridades de sus pensamientos,

porque sabía que no podría con mis traumas obsoletos.

 


La tuve en bandeja de plata,

presa de mi ruin trampa,

tomándola por el cuello para sentir su frágil ego.

*Pausa*

...Sentí la insoportable levedad de un ser perdido en la vida...

cuando dijo:

“Soy tu voluntad perdida.”

...

 


Entrados en el acto,

olvidé mi humanidad ipso facto,

la tomé entre mis brazos,

sintiendo el calor de su libido enjaulado.

Caricias agresivas que rozaban sus mejillas encendidas,

que revelaban la verdad de nuestras vidas vacías,

uniéndonos como el mar con la arena tibia,

que sentía la marea alta de entre sus caderas unidas con las mías,

que rogaban estallar como olas contra los limítrofes de la bahía.

 


Transformó el lecho en un rodeo,

tanto que apresó mis dedos,

con su lengua prendida en fuego,

Esparciendo saliva por su rostro,

esperando el veredicto de mi yo más loco.

 


Me suplicó con palabras inquietas

reconstruir su alma rota,

como quien forja espadas,

con herramientas flojas.

 


Accedí con exigencias mías

para transformarla en esclava mía.

Aún en medio de nuestra travesía, busque protegerla de nuestra hipocresía,

A pesar de todo ella se iría.

Es mi castigo de disfrutar de un orgasmo,

de dos mundos destinados a la felonía.

Terminamos en un largo abrazo,

Despojados de cadenas que limitaban nuestros pasos.