Raiza N. Jiménez E.

Mi Riachuelo.-

Un visaje tuyo se reflejó en aquel ligero remanso.

Pareciera que tú, querías esconderte y, no pudiste.

Tú sabes qué el paseo, por el río, será mi descanso.

Ir a verme, es un regalo, pero, no sé si, a eso fuiste.

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Muchos cuentos se tejen, en torno, a estas aguas.

Acá se habla de fantasmas, muertos y aparecidos.

Falso o no, el cuento sigue y, sugieren el paraguas.

La verdad, nada es peor que, un gentío convencido.

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                   ¡Estas aguas sagradas, son para mí, un elixir natural.

Por mi parte, siempre intento darles, un ritual cabal!