A María Elba
Puede que vuelvas, quise decir regreses
en otra dimensión menos conocida que ésta,
pero serás la misma fuerza íntegra
de esa naturaleza tuya fresca y limpia.
Tendrás los mismos ojos verdes y violetas
y en esto te parecerás siempre a la Taylor,
una Cleopatra de lujo, diminuta
como un frasco de perfume carísimo.
Dirás las mismas cosas que dijiste
y como siempre no callarás las otras,
mirarás el silencio con asombro ecológico
y te reirás de nosotros
los que escribimos cosas como ésta.
Y yo que sueño con muñecas lujosas
en un paraíso mortal de sangre y hueso
te seguiré amando como un loco
y te lo diré con un beso.
Voy tras de tí en trayectoria elíptica
como un planeta, un sol, una galaxia
que viaja más allá de la nostalgia
cuando va, cuando vuelve, cuando piensa,
sueña o se desangra en prosa.