Logré demostrar que era humano,
mecánicamente apretando un botón,
melancólicamente humedeciendo mis párpados,
maquinado más que existiendo.
Dudaron de mí por el carácter ufano,
guardé mi alivio entre palabras, en un cajón…
visité mis momentos más amados,
y entre fragilidades y vulnerabilidades, seguí sintiendo; con un corazón de aluminio latiendo.