Fueron antiguos poetas
en salones de alabastro
aquellos, que nos dejaron
por los siglos sus poemas,
o tan solo, caballeros
de una orden olvidada
quizás, frailes de un convento
o las monjas.. clausuradas.
Porque escribir escribieron
tantos y tantos poetas
que ayudados, por las letras
han quedado en el tiempo,
de alta cuna lo fueron
y pobres, como las ratas
los hubo de buena fama
otros, ni se conocieron.
La poesía es lo que queda
lo que dura en el tiempo,
la muerte mata al poeta
su alma y su cuerpo lleva,
pero deja sentimientos
que tienen la vida eterna
esas frases, esas letras
que se quedan para restos.
Y lo fueron prisioneros
marginados y ministros,
muchos fueron conocidos
y otros muchos de plebeyos,
pero todos escribieron
todos pusieron su arte
y al cabo, de tanto tiempo
siguen vivos en estantes.
No se muere la poesía
el arte, no tiene muerte
los poetas son la gente,
que escribieron algún día
pero que siguen presentes
en libros y estanterías,
esperando cobrar vida
cada vez que se los lee.
Y fueron tantos escritos
los que quedaron por siempre,
que del pasado al presente
ni la muerte ha podido
quitar el arte, al que tiene
ese poder de escribirlo,
fueron tantos que murieron
y entre letras... siguen vivos.