Todo ocurrió, en aquel espacio florecido e idealizado.
Nadie, ni nosotros, pudo haber predicho a este amor.
Hoy sé que, el destino, con su tino, nos ha alcanzado.
Somos dualidad, tú con tus avances, yo con mi pudor.
**-**
A veces recuerdo, nuestro destinado encuentro y río.
Hoy creo en el destino, al ver tus inconfesas fechorías.
Nunca jamás, con doble grito, pensé en tus desvaríos.
No sabía, qué pensabas, todo sanar, con el Ave María.
**-**
No sabía qué tenías a mano, la Biblia, para tú defensa.
Un Señor, pulcro y discreto parecías, sólo, lo parecías.
Decía mi Mamá, sé diáfana pero, no utilices, la ofensa.
Elije bien a tu socio y evitarás el tal, Mensaje a García.
**-**
¡En el plano terrenal que, habitamos, coexiste el Azar.
Por ello, el desenlace de lo previsto, se ha de vigilar!