En el campo donde el alma se enciende,
donde un latido en el pecho se extiende,
la pasión no conoce de fronteras
uniendo a los corazones de un mágica manera.
No es una religión, pero lleva la Fe consigo.
Una metáfora de lucha y unión
que va mucho más allá de lograr ser campeón.
Es una filosofía que te llena de inspiración.
Resiliencia es la palabra adecuada.
Un adjetivo que lo describe a la perfección.
Demostrando que de la oscuridad
se puede crear un legado que siempre perdurará.
Me hicisteis ver que las campeonas son las primeras perdedoras,
que hay que perder para poder aprender a vencer.
Que mucho más allá de lo que el hombre diga
la mujer puede conseguir lo que quiera en esta vida.
Es una maravilla poder compartir esta pasión
con la futura generación.
Este campo que se esta creando
de respeto, igualdad e inclusión.
El estadio repleto de una afición
que persigue la misma ilusión.
De ver a la mujer con orgullo
escribir su historia en el mundo.
La camiseta, las botas, la pelota.
El orgullo que de cada mujer denota
saber que es inspiración
para todas las niñas con la misma pasión.
En cada partido encontramos sentido,
porque en cada soñar, en cada gol,
se revela el amor por lo vivido.
Viendo todo lo que la mujer ha conseguido.
Y aunque hoy hable de fútbol,
el que tanto amo y me ayudo,
no es el único sitio donde la mujer venció.
Mi corazón sabe que en cada rincón,
la mujer ha vencido con valor y pasión,
en la lucha diaria, en la esperanza, en la revolución,
demostrando que su fuerza es la verdadera razón.