Finalmente pasó.
Finalmente me alejé.
Al fin tomé acción por mi decisión de dejarte ir.
Tal y como lo pensé, no me has buscado.
Y no voy a intentar pretender que no quise que lo hicieras.
No voy a pretender, que no guardé en mí una esperanza
de que me buscaras,
de que me quisieras,
de que me necesitaras.
Aprendí a dejarte ir.
Aprenderé a vivir sin ti.
No me aferraré a la melancolía,
a la costumbre,
a la monotonía,
ni a la rutina fría.
Nada me retiene, sólo la pequeña ilusión de que lo intentaras.
Finalmente no pasó.
Finalmente no me quedé.