Dije tu nombre
y tú, desde el silencio,
me contestaste.
Fue con mi nombre
que, el eco, en un susurro,
me devolvió.
Y nos amamos,
así, día tras día,
en la distancia.
Es muy hermoso
sentir tanta ternura
y, hoy, recordarla.
Y aunque los días
pasados languidecen,
por la distancia
es algo bello
saber que nuestras almas
siguen unidas.
Y que se aman
y laten al unísono
sus corazones.
Ellos escriben
sus versos, cada día,
para otros ojos.
Ojos que esperan
y pechos que suspiran
ansiando un nombre.
\"...Dije tu nombre,
y tú dijiste el mío,
y eso escribimos...\"
Rafael Sánchez Ortega ©
25/05/25