gaspar jover polo

UNA MAÑANA MUY DESPEJADA

UNA MAÑANA MUY DESPEJADA

 

Por unos segundos deslumbrada
por el rayo de sol que recorre la terraza, la camarera
no sabe hacia dónde encaminarse con el zumo de frutas,
aunque, de todos modos, sea una suerte para ella 
que luzca un día soleado,
que pueda dirigirse hacia algún sitio
cargada con la bandeja; la verdad es que
no pesa mucho y que aún es joven, 
bonita, que no le duelen las piernas,
ni la espalda, y que las distancias 
por el interior del hotel
no son demasiado largas.

 

Gaspar Jover Polo