Nik Corvus Corone Cornix

Gacela Blanca

Ente paupérrimo de zaña y conciencia,
dormitaste sobre tal almohada nívea,
en un desasosiego inaudito tragaste miel...

Mientras en un alba temprana fingiste
un despertar calmo y nativo,
conservando hasta médulas ese toque,
dulce caricia maravillosa,
la cual, sabes, guardo en víscera.

Su suave despertar y su llamado de amiga..
Cada apretujón en suaves cepas de ensueño..
Su palabra que acomoda el sentir pleno
y no deja volcar una pizca de felicidad afuera..

En actos divinos y cómplices
cierta desventura acompaña a esa bondad
tan irreverentemente inocente..

Se disfraza de loba intrépida
ese alma cautivante que aún no termina
de convencer...

Bajo rojos y sumisos lagos
se encuentra ese amarillo pastel de conquista..

Cielos turbados difieren en proezas,
y entablan marañas conferencias, amenazando
a diestros campesinos con quitar de raíz
esos anhelos de grandeza...

Pero ese sol de calores vencidos
los sorprende callados,
vertiendo una vez más, mediante venas,
ese ruido de muchedumbres auspiciosas..

A este sucio y turbado, enmarañado,
corroído y aún no quebrado
corazón de mil años..

Dulce gacela, ven a mí,
sacía esa sed, sé una
con mi calor..