EDGARDO

La barca de tu amor

En la brisa que cruza mi ventana,

te pienso, flor de un sueño sin final,

y el alma, en tu recuerdo, se desgrana

como un laúd que canta su cristal.

 

Eres eco y raíz, mi fiel guarida,

la barca que navega mi ilusión,

y aunque a veces te siento tan perdida,

renace en cada verso mi pasión.

 

Te regalo mi tiempo y mi ternura,

una flor, un suspiro, una canción,

y en la marea dulce de tu altura

se mece, enamorado, el corazón.

 

Si el amor es un puerto en la tormenta,

eres tú mi refugio y mi razón;

aunque el mundo se aparte y no lo sienta,

te amo sin medida ni condición.

 

Pensarte es abrazar la primavera,

es vivir en un sueño sin temor,

y aunque el tiempo nos lleve donde quiera,

no muere en mí tu pensamiento de amor.

 

En tus ojos descubro la alborada

que disipa la sombra del dolor,

y en tu risa mi vida es renovada,

brotando entre las piedras, como flor.

 

Tus palabras, susurros de esperanza,

me envuelven como un manto celestial,

y en la noche, tu ausencia no me alcanza,

pues vive en mí tu luz primordial.

 

Si la vida es un río, tú eres puerto,

mi anhelo, mi remanso y mi verdad;

y aunque a veces me sienta tan desierto,

tu amor es mi refugio y mi piedad.

 

Eres llama y rocío, eres mi estrella,

la melodía dulce en mi interior,

y en cada pensamiento, vida bella,

te nombro en cada verso, en cada flor.

 

Así, en la eternidad de mi deseo,

te abrazo, te celebro y te bendigo,

porque amar es mi arte y mi recreo,

y en tu amor, para siempre, yo me abrigo.