No pido permiso para el sentir que me inunda,
ni finjo distracción, cómplice mudo.
Mis ojos te gritan el anhelo de un beso,
¿acaso el tiempo apremia, o es puro exceso?
No, no hay prisa, solo la certeza que este instante
sería hermoso, como un lienzo vibrante.
No es amor, no lo grito al viento,
ni promesas vanas en este momento.
Mas ahora, el impulso me acerca,
quisiera que lo que sea que nos atraviesa
nos alcance por completo, sin pausa, sin miedo.
¡Qué ironía!, buscar plenitud en lo incierto,
como quien encuentra calma en la tormenta,
o la verdad más pura en la mentira.
Que esto nos pase, como un río que se desborda,
sin contención, sin orillas que lo detengan.
Un susurro del alma, casi sagrado,
donde el silencio habla y la piel es poesía.
Y si la paradoja nos abraza,
que el no decir nada lo diga todo,
y el anhelo que nos quema,
sea el inicio de un final que nunca llega.
JTA.